5 efectos nocivos de chuparse el dedo que probablemente desconocías

Chuparse el dedo: un hábito aparentemente inocente que es tan común como reconfortante.

Sin embargo, bajo su serena superficie, este acto reflexivo conlleva peligros potenciales que quizá no haya considerado.

Dirigido a los mayores que ya han dejado atrás las canciones de cuna y los cuentos antes de dormir, he aquí un repaso a las consecuencias tácitas de chuparse el dedo: 1. 1. Te estropea los dientes El primero de la lista, y quizá el más evidente, son los problemas dentales. Chuparse el dedo de forma prolongada puede provocar lo que los dentistas llaman "maloclusión", un término elegante para referirse a los dientes desalineados.

Imagínate que tus dientes se desvían, provocando sobremordidas o submordidas que pueden hacer que tu sonrisa no esté lista para las cámaras y suponga un reto ortodóncico. 2. Problemas de habla La articulación es un arte, y chuparse el dedo puede arruinar tu delicadeza verbal. Este hábito puede provocar ceceos u otros impedimentos del habla, ya que altera la posición natural de la lengua. De repente, "Sally vende conchas en la orilla del mar" deja de ser un trabalenguas para convertirse en un reto personal.

3. Malabarismos con la mandíbula Aquí hay algo para masticar: el hábito en realidad puede remodelar su mandíbula, afectando su crecimiento y desarrollo. No se trata sólo de estética, sino también de funcionalidad. Con el tiempo, una mandíbula deformada puede provocar dificultades para masticar e incluso problemas respiratorios. Es un efecto dominó en el que tu comodidad hoy puede significar incomodidad mañana. 4. Problemas de piel y uñas No nos olvidemos de la estrella de este espectáculo: el propio pulgar. Chuparse el dedo constantemente puede provocar irritación de la piel, grietas e incluso infecciones si se rompe la barrera cutánea.

¿Y esas uñas? No se fortalecen con cada chupada. Piensa en vulnerabilidad a las infecciones por hongos y vas por buen camino. 5. Perspectivas psicológicas Por último, pero no por ello menos importante, está el aspecto psicológico. Chuparse el dedo de forma prolongada suele estar relacionado con necesidades emocionales o estrés. Aunque es un mecanismo de afrontamiento, depender de él podría retrasar el desarrollo de otras estrategias de afrontamiento más adaptativas. No se trata de avergonzar el hábito, sino de comprender sus raíces y efectos. Para algunos, chuparse el dedo es más que una fase: es un hábito con capas ocultas. Como desentrañar un misterio, comprender estos aspectos puede conducir a tomar mejores decisiones en materia de salud. Al fin y al cabo, el conocimiento es poder y, en este caso, puede llevarnos a ser más sanos y felices.

Fuente : Pulse Ng